Volkswagen comenzó la sexta generación del Polo desde cero, o casi, ya que está desarrollada sobre una nueva versión de la plataforma MQB, la A0, que fue inaugurada por el Seat Ibiza y que pronto servirá de base para los otros polivalentes del grupo, el Skoda Fabia y el Audi A1. No en vano, con 4,05 m, es el Polo más largo jamás creado, midiendo 50 cm más que la primera generación lanzada en 1975 y, como anécdota, 3 cm más que el Golf 3 comercializado en 1991; un crecimiento que beneficia tanto a los pasajeros gracias a una distancia entre ejes que ha aumentado en 53 mm como al volumen de carga, que pasa a ser de 351 litros, lo que le convierte en una de las referencias de la categoría en estos dos apartados.
En cuanto a los motores, la oferta se limita por el momento al EA211 en varias formas, es decir, el tricilíndrico de gasolina de 999 cm3 totalmente de aluminio en 65 y 75 CV en su forma MPI atmosférica, y 95 y 115 CV en su versión TSI sobrealimentada de inyección directa. Y es en este último nivel de potencia, asociado al cambio de doble embrague DSG7 de siete marchas -el más rápido hasta que se comercialice el GTI, presentado en el Salón de Frankfurt y con nada menos que 200 CV-, donde lo probamos hoy. Sin embargo, la punta de lanza provisional de la gama no desmerece: los 115 CV a 5.500 rpm y, sobre todo, los 200 Nm de 2.000 a 3.000 rpm no hacen mella en los 1.115 kg anunciados en vacío, ni en aceleración ni en aceleración, especialmente con el apoyo de una caja de cambios rápida y reactiva en cualquier situación. Con una posición de conducción absolutamente perfecta, garantizada por un volante con amplias regulaciones en altura y profundidad y un chasis con un excelente compromiso entre confort y precisión, este Polo es muy agradable una vez al volante y merece más que nunca su lugar en la categoría de polivalentes. Sin embargo, es un poco demasiado hambriento de combustible, ya que no conseguimos que estuviera por debajo de una media de 6,0 l/100 km al final de nuestra prueba, señala el concesionario de coches segunda mano Crestanevada.
Estéticamente, este Polo puede ser completamente nuevo, pero esto no significa que sus líneas sean diferentes a las de sus predecesores, ya que es más que nunca un pequeño Golf, por lo que encaja perfectamente en la gama de Volkswagen sin hacer olas. Sin embargo, hay un poco de originalidad con la franja del color de la carrocería que une los faros por encima de la parrilla, pero está lejos de ser aprobada por unanimidad.
En el interior, en cambio, es un acierto total con un diseño de salpicadero que casi podría calificarse de atrevido sin renunciar a la ergonomía ni a los acabados, probablemente uno de los mejores de la oferta generalista.